domingo, 25 de julio de 2010

SERGIO MONSALVE VERGARA

¿ES NECESARIO CAMBIAR DE LA CONSTITUCION DE 1980.?
Sergio Monsalve V..
Mayo de 2010.

1. Las sociedades no siempre vivieron bajo el imperio de constituciones. En realidad, ni siquiera la mayor parte de la historia humana se ha vivido con esta clase especial de normativa jurídica y de realidad social. Sólo desde las últimas décadas del siglo XVIII existen registros, en ciertos estados de lo que sería posteriormente EEUU, de la emergencia de esta clase de experiencias de organización colectiva que se ha expandido a la casi absoluta totalidad de organizaciones estatales existentes en el planeta.
Creo que Thomas Paine fue quien mejor definió este fenómeno emergente, al decir que una constitución es el acto a través del cual un pueblo constituye su gobierno.
Muchas cosas deben cambiar en una sociedad para que los miembros de la misma debatan y acuerden la forma en que quieren ser gobernados. Antes de ello, y desde el fondo de los tiempos, los ciudadanos quedaban excluídos del acto de diseñar el poder.
Entre las cosas que deben suceder está, desde luego, la emergencia de, al menos. una ideología de la ciudadanía, y dentro de la estructura de la sociedad, cambios en las diversas relaciones sociales que permitan un más amplio acceso a la información y la cultura, de tal modo de contar con individuos capaces de debate. Esto último comenzó con la industrialización capitalista que elevó las exigencias culturales de las personas insertar en sus fábricas, tanto como empresarios, administrativos o trabajadores. Pero esta tendencia ha ido profundizándose en forma creciente con el paso a la sociedad postindustrial.
Chile nació como estado independiente bajo esta ideología, con diversos ensayos entre 1810 a 1833, fecha esta última donde logró estabilizar una forma de estado constitucional.
Por supuesto, el “peso de la noche“ a que se refiriere Portales, hizo que los grados de participación ciudadano fueren muy restrictivos y hasta muy adentrado el siglo XX, particularmente, el año 1970, recién se logró abolir las formas más gruesas de exclusión. El discurso de Salvador Allende ante ONU da cuenta de la cercanía existente en el Chile de aquellos años entre la ideología constitucionalista y la realidad social.
La ruptura institucional del año 1973 significó un giro y un retroceso para la cultura constitucionalista y una minoría que desconfiaba de la ideología democrática accedió al control del poder. Durante cinco años (1973-1978), un grupo de intelectuales de derecha hegemonizados por un pensamiento autoritario, se dio el tiempo para elaborar el grueso del proyecto que sería conocido como Constitución Política de la República de Chile, de 1980 (en adelante Constitución del 80) que tiene, hasta el presente año, 30 años de vigencia.
En su ya no breve vida, aunque corta si hemos de considerar las otras dos constituciones señeras, la de 1833 y la 1925, ha sufrido más reformas que las dos anteriores. Así, mientras la del 33 experimentó 12 reformas en sus 92 años de vigencia, la del 25 tuvo 10 reformas en sus 55 años de vigencia. Sin considerar que formalmente la del 25 fue una reforma de la del 33.
Por su parte, la Constitución del 80 tiene 17 reformas en sus 30 años.
La más importante, la del año 2005, fue de tal envergadura que algunos hablaron de la Constitución de 2005. El profesor Francisco Zúñiga, tomando un camino intermedio, sostuvo que era una “nueva-vieja constitución”.
Citémosle: “En el plano político-institucional la Constitución Política de la República es una “nueva” Carta, ya que con la reforma constitucional de 2005 se cierra en lo formal la transición al purgar de la Constitución sus “enclaves autoritarios”, su estatuto iusfundamental transitorio, así como la firma puesta en el texto por el gobernante de la época, la Junta de Gobierno y sus ministros. En cambio, en el plano económico-social (derechos civiles, orden público económico, Constitución Económica y Constitución Social) la Constitución vigente es en esencia la “vieja” Carta de 1980, en la que cristalizan, principalmente en su parte dogmática (valores, principios, derechos fundamentales y garantías), los componentes ideológicos (originariamente autoritarios, neoliberales, iusnaturalistas y lejanamente corporativistas) de una refundación autoritaria del capitalismo.”
2. LA PREGUNTA CLAVE: En 2005 cambió la Constitución?
Tener una constitución expresa el grado de libertad que vive una sociedad. Puede ser un simple maquillaje de un poder autoritario o puede expresar fielmente la organización de la libertad política de los ciudadanos.
Que es la actual “nueva-vieja constitución” del 80?
Yo me temo que Zúñiga fue muy generoso con la parte política de las reformas.
La reforma de 2005 no expresó una modificación en la composición de la estructura de poder que dio origen a la constitución del 80. Ni tampoco favorece una modificación de dicha estructura.
En lo que sigue nos proponemos realizar un breve balance de los rasgos antidemocráticos básicos de la actual constitución política chilena.
2.1. ILEGITIMIDAD DE ORIGEN. Hay que partir, necesariamente, por recordar el grave vicio de legitimidad de origen que, desde luego, es importante y afecta directamente a la Constitución del 80. No puede obviarse que dicha constitución es fruto del acto exitoso de imposición política de una minoría armada y decidida. Entre los factores principales de tal ilegitimidad de origen se encuentran: a) la existencia de una dictadura militar desde el año 1973, con un generalizado desconocimiento y violación sistemática de los derechos humanos hasta el momento de su formal aprobación; b) la integración de la comisión que redactara el proyecto únicamente por intelectuales de la derecha política; c) el plebiscito aprobatorio fue realizado sin observancia de ninguna garantía que pudiere darle legitimidad, es decir, sin registros electorales, sin partidos legales, sin derecho de expresión ni debate ciudadano.
Sin duda que este contexto original marca decisivamente el espíritu de las instituciones creadas.
2.2. NEGACION DEL EJERCICIO DEL PODER CONSTITUYENTE.
Mediante el uso de argucias tales como excesivos quórums (exigencia de 66% para aprobar reformas) tanto como el uso de amenazas de romper una precaria legalidad, al inicio de los gobiernos democráticos, así como la debilidad de los mismos gobiernos y fuerzas políticas democráticas, han terminado por hacer casi imposible el acceso a la soberanía del pueblo.
Una constitución es un acuerdo político en donde fijan los derechos y deberes que se reconocerá a los miembros de la sociedad y el modo en que se organizarán los poderes públicos. Para obtener este acuerdo, los ciudadanos ejercitan la soberanía que es, precisamente, la facultad colectiva de establecer el acuerdo constitucional.
En la actualidad, el carácter pétreo de la C-80 niega el ejercicio del poder constituyente originario.
2.3. NEGACION DEL MECANISMO DE MAYORIA.
La democracia es una forma de gobierno en la cual las grandes decisiones se toman por acuerdo de mayoría. Sin embargo, uno de los logros más notables del pensamiento de derecha chileno es haber institucionalizado el gobierno del empate de la minoría con la mayoría. Mediante el sistema binominal, la minoría tiene tanto poder como la mayoría. El sistema electoral binominal es el verdadero corazón del sistema de gobierno actual y no es democrático sino claramente oligárquico. Está diseñado para evitar el gobierno de la mayoría.
2.4. SISTEMA DE GOBIERNO HIPERPRESIDENCIAL.
El grave desequilibrio de poder entre el parlamento y el presidente, en perjuicio del primero, exalta un gobierno de personalidades en perjuicio de un gobierno de proyectos políticos colectivos, promovidos por partidos programáticos.
La actual debilidad del sistema de partidos políticos es, en bastante medida, derivada de esta visión monarquista de la democracia, que siempre ha sido patrimonio del pensamiento derechista.
2.5. CONSTITUCION OBSOLETA.
No recoge adecuadamente los derechos civiles ni menos los derechos de segunda generación. Pero, además, apenas vislumbra los de tercera generación.
3. SIMETRIA PATOLOGICA ENTRE CONSTITUCION Y SOCIEDAD.
La actual constitución es una expresión directa de los grandes desequilibrios sobre los cuales se ha conformado la sociedad postindustrial en Chile: a) el desequilibrio en la distribución del ingreso y del bienestar social; b) el desequilibrio en la distribución del poder; c) el desequilibrio en la distribución del conocimiento y la información.
La sociedad postindustrial ha generado desequilibrios y asimetrías que la constitución del 80 tiende a estabilizar y mantener. Estas estructuras asimétricas se retroalimentan y sirven de verdadero sostén a la actual constitución del gobierno.
La estructura normativo-jurídica de una sociedad puede tener elementos estabilizadores como elementos de cambio. Existe una simetría dialéctica entre la estructura de poder real y la estructura de poder formal, es decir, entre sociedad y constitución.
Actualmente, la constitución del 80 sigue cumpliendo una función básicamente estabilizadora de la estructura de poder autoritario que se forjó al amparo de la dictadura militar.
En consecuencia, el cambio de esta constitución debiera constituir la exigencia inicial de todo proyecto democrático.
4. AUSENCIA DE UN PROYECTO CONSTITUCIONAL SOCIALMENTE CONSENSUADO.
Percibir que existe una clara relación entre la constitución del 80 y los desequilibrios estructurales que afectan a la libertad y dignidad de las personas, resulta de enorme trascendencia para la formación de una conciencia política crítica que permita el cambio de esa forma autoritaria de gobierno en nuestra sociedad.
Uno de los factores identificables que contribuyen a la permanencia del actual sistema de gobierno es la inexistencia de un proyecto constitucional que no ha sido ni formulado ni menos promovido entre la sociedad.
Me parece que una vez hecho un inventario de la crítica a la constitución del 80 hay que pasar a la formulación de un proyecto constitucional democrático, que muestre tanto los acuerdos como las opciones de diseño de la futura constitución democrática de Chile.

Mayo de 2010.

1 comentario:

  1. que bueno es saber los argumentos de la injusticia que vivimos explictada tan bien por usted, espero que algún día, no muy lejano podamos revertir esta imposición dictatorial de nuestra convivencia como chilenos y chilenas.

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